que cae a tierra y muere para poder vivir (Jn. 12:24). Esto es el amor cristiano. Es directamente opuesto a la búsqueda de lo suyo. El egoísmo y el amor no pueden convivir en el mismo espíritu humano. El amor no puede hallar su felicidad a expensas de otros. Esto no significa que uno no deba preocuparse por su propio bienestar. Ni significa que deba descuidar su salud personal, su propiedad, felicidad o salvación. Significa que el hombre no debe hacer de su felicidad y bienestar la motivación principal
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